El proyecto prevé concentrar todos los servicios de la estación en una sola planta y establecer la calle Nàpols como único acceso, cambios que "permitirán mejorar el flujo de viajeros en el interior de la estación, facilitar su estancia y reforzar la intermodalidad, con una mejor conexión" con el metro de Arc de Triomf y la estación de Rodalies.

Las obras, que está previsto que comiencen a finales de año y finalicen en 2026, cuentan con un presupuesto de 10 millones de euros, 4,8 de los cuales proceden de los fondos europeos Next Generation dentro del Plan de Sostenibilidad Turística del Destino.

La teniente de alcalde de Urbanismo y presidenta de BSM, Laia Bonet, ha destacado que, con más de 2,6 millones de viajeros al año y cerca de 150.000 desplazamientos, la estación "es ya el principal centro de salidas y llegadas de autocares de la ciudad hacia destinos nacionales e internacionales".

Se actuará en la planta baja para hacerla más amplia, con nuevos pasillos interiores y zonas de espera y una oferta de restauración que "se complementará con una propuesta gastronómica ubicada en la fachada que permitirá abrir la estación a la ciudad", y con nueva iluminación, vegetación, sistemas de información, elementos para mejorar la sonoridad y una instalación fotovoltaica en la cubierta.

El Ayuntamiento ha asegurado que las intervenciones se llevarán a cabo respetando "la singularidad del edificio", catalogado como bien cultural de interés local.