El impacto de las altas temperaturas asociadas al cambio climático en el número total de muertes relacionadas con el calor fue así del 68% este verano, concluye el estudio, dirigido por expertos de las instituciones británicas Imperial College London y London School of Hygiene and Tropical Medicine.

La recogida de datos tuvo lugar entre el 1 de junio y el 31 de agosto, y los resultados del estudio representan aproximadamente al 30% de la población europea.

Se trata de la primera estimación a gran escala de las repercusiones sanitarias de un verano marcado por temperaturas especialmente altas en Europa.

Se observaron varias olas de calor, y el verano fue el más caluroso jamás registrado en varios países, como Portugal, España y el Reino Unido.

Los científicos estudiaron la influencia del cambio climático en las temperaturas diarias de 854 ciudades y descubrieron que, por término medio, estaban 2,2 grados por encima de lo normal debido a la quema de combustibles fósiles y la deforestación

Italia fue el país cuyas ciudades se vieron más afectadas por el impacto del calor, causando 4.597 muertes, seguida de España (2.841), Alemania (1.477), Francia (1.444) y Reino Unido (1.147).

Algunas de las capitales europeas más afectadas fueron Roma (835 muertes), Atenas (630) y París (409), según los datos.

Las personas mayores de 65 años representan el 85% de las muertes relacionadas con el calor, y el estudio destaca "la creciente amenaza que suponen los veranos extremos para una población europea cada vez más anciana".

Los investigadores describen el calor extremo como un "asesino silencioso", ya que muchas muertes no se denuncian y las cifras oficiales pueden tardar meses en hacerse públicas.

El equipo científico pide que se refuercen las políticas de protección contra el calor. Según el estudio, la medida más eficaz para frenar la mortalidad es acelerar la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables.

Friederike Otto, catedrática de Ciencias del Clima del Imperial College de Londres, destacó la relación directa entre el uso de combustibles fósiles y el impacto mortal de las olas de calor.

"La cadena que va de la quema de petróleo, gas y carbón al aumento de las temperaturas y la mortalidad es innegable", afirma Otto.

El científico añade que si la dependencia de estos combustibles no hubiera continuado en las últimas décadas, "la mayoría" de las aproximadamente 16.500 muertes podrían haberse evitado

El riesgo aumentará en los próximos años si no se acelera la transición energética, según los expertos.

"Este siglo vamos camino de alcanzar temperaturas de hasta tres grados centígrados, lo que traerá a Europa veranos mucho más calurosos y mortíferos", afirma Otto.